jueves, 12 de marzo de 2009

Introducción

La historia de la aviación militar en Nicaragua comienza con la utilización de dos aviones civiles Hisso-Swallow o Laird Swallow utilizados con fines militares por parte del Gobierno Conservador presidido por Adolfo Díaz en 1926 para combatir a las fuerzas opositoras liberales, y poco después en 1927 con el aporte del Gobierno de los Estados Unidos de varias naves DeHavilland DH-4 y aviones O2B-1, atendiendo solicitud del mismo Gobierno Conservador, con la misión principal de apoyar la restauración del orden en el país controlando a las fuerzas liberales y posteriormente debilitando la insurrección armada promovida por Augusto Cesar Sandino. En ese mismo año se crea el llamado Campo de Aviación en la Loma de Chico Pelón el cual a partir de 1929 se llamó Aeropuerto Xolotlan. En 1928 tocó tierra en el Campo de Aviación, el avión civil Espiritu de San Luis piloteado por Charles Lindbergh en su ruta trans-atlantica entre New York y Paris. En 1936 fue constituido el Cuerpo de Aviación de la Guardia Nacional. y dos años más tarde, el 9 de junio de 1938 el nombre fue cambiado a Fuerza Aérea de la Guardia Nacional (FAGN).

Nicaragua tuvo mucha importancia para la fuerza aérea de los Estados Unidos en cuanto representó la oportunidad para el desarrollo de tácticas de ataque aire-tierra por parte del Cuerpo de Aviación de la Marina de los Estados Unidos consolidando así el uso del poder aéreo con fines militares ofensivos. En palabras del Secretario de Marina Curtis Wilbur (1929): “La aviación del Cuerpo de Aviacion de la Marina fue de un valor inestimable en Nicaragua” y Según Lejeune Cumming en su libro Quijote On A Burro (1958), un clásico que describe la intervención norteamericana en Nicaragua: “Probablemente no sea exageración decir que la ocupación de la Marina (En Nicaragua)…podría no haber sido cumplida sin la participación del Cuerpo de Aviación de la Marina"En 1919 el Cuerpo de Aviacion de la Marina de los Estados Unidos había empleado aviones contra fuerzas irregulares opositoras a otros gobiernos persiguiendo a los “cacos” en Haití y contra los “bandidos” en la Republica Dominicana pero estos aeroplanos fueron enviados posteriormente a la decisión de enviar tropas de infantería y operaron entonces sin tener una idea clara de sus misiones. Seis Curtiss JN-4B “Jennies” del 1er Escuadrón Aéreo comandados por el Capitán Walter Mc Caughtry llegaron en Febrero de 1919 a San Pedro de Macorís en la Republica Dominicana, mientras otros seis Jennies y seis lanchas volantes Curtiss HS-2L del 4to Escuadrón bajo el mando del Capitán Harvey Mims comenzaron operaciones en Puerto Príncipe, Haití el 31 de Marzo.

Aunque algunos de esos aviones tomaron parte activa en operaciones de combate experimentando con tácticas improvisadas de bombardeo contra las fuerzas irregulares, no fue hasta que estuvieron disponibles los radio transmisores mejorados en 1921 que la cooperación aire-tierra probo ser practica. Consecuentemente tanto en la Republica Dominicana como Haití, el Cuerpo de Aviación de la Marina probo su valía principalmente en apoyo a las operaciones de combate tales como exploraciones, comunicaciones, mapeo, transporte y asistencia medica. En Nicaragua, el Cuerpo de Marina comenzó a perfeccionar estas técnicas de manera tal que condujo al establecimiento de sistemas altamente efectivos de apoyo aéreo que continúan en uso en nuestros días.

El interés de los Estados Unidos en Nicaragua no emergió espontáneamente a raíz de los disturbios de 1920. Este país había sido de importancia estratégica para el Gobierno de los Estados Unidos desde la guerra con Mexico, cuando junto con el istmo de Panamá, Nicaragua vino a ser de importancia vital para las comunicaciones transcontinentales debido a la posibilidad de establecer un canal inter-oceánico. Basta decir que como resultado de la posición de Roosevelt hacia la Doctrina Monroe, los Estados Unidos tomo el rol de gendarme hemisférico para proteger sus intereses comerciales en toda América Latina. El Presidente William Howard Taft subsecuentemente manejo la “diplomacia del dólar” la suprema consideración estratégica en América Latina, y cuando el capital norteamericano se vio amenazado en Nicaragua en 1926 por las fuerzas liberales primero y posteriormente por las fuerzas lidereadas por Augusto Cesar Sandino, el Gobierno de los Estados Unidos decidió enviar a los marinos.

Sin embargo, Sandino representó para el Cuerpo de la Marina un reto sin precedentes. Mientras en los anteriores conflictos en Centro América y el Caribe, los marinos habían encarado formaciones guerrilleras organizadas por criminales o elementos políticamente descontentos de la sociedad, en Nicaragua se enfrentaban con un líder que tenía escuela y había sido educado por marxistas mexicanos y gozaba de apoyo internacional. Por tanto el Cuerpo de la Marina de los Estados Unidos fue una de las primeras fuerzas regulares en el siglo veinte de encarar la “guerrilla revolucionaria”. Mientras que en Haití y la Republica Dominicana la Marina había funcionado como una fuerza de ocupación, invocando la Ley Marcial y teniendo manos libres para conducir las operaciones militares en el terreno, en Nicaragua apoyaban a un gobierno legitimo y por tanto estaban confinados por limitaciones políticas que sus predecesores en el Caribe así como los británicos y franceses hubieran considerado impensables.

El Mayor General Ross E. Rowell comandante del 1er Escuadrón de Observación del Cuerpo de Marina de los Estados Unidos fue designado para la misión aérea a Nicaragua, llamada Segunda Campana Nicaragüense. El Mayor Rowell era particularmente sensitivo a las limitaciones imperantes en esta campaña y se quejaba:

"La opinión publica, siempre a ser respetada, es sensitiva al derramamiento de sangre y los diarios son prestos a publicar rumores de escándalos y abusos… los efectos prácticos… son numerosos. Por ejemplo: nosotros no debemos bombardear pueblos ya que no es consistente con la política de algunas convenciones internacionales… la seguridad de los civiles viene a ser de primera importancia… se nos requiere mantenernos dentro de las reglas de las guerras civilizadas mientras el enemigo tortura a los prisioneros, asesina a los heridos y mutila a los muertos"

Sin embargo el Mayor Rowell estuvo siempre limitado a las restricciones impuestas. En ensayos posteriores, el Mayor Rowell rememora como en las primeras etapas de la intervención de los marines en Nicaragua:

"La misión americana era parar la guerra – no verse envuelta en ella… apelo a todos los pilotos a evitar hostilidades y retornar el fuego solamente cuando sea necesario para salvar nuestras propias vidas"

Pero la neutralidad pronto se rindió a las operaciones activas de combate en la medida que Sandino deliberadamente atacaba a las patrullas del Cuerpo de Marina y a las barracas así como a otros norteamericanos y sus propiedades. A medida que el rol estadounidense en Nicaragua se hacia mas amplio y profundo, las restricciones operacionales fueron aflojándose, pero nunca se aproximaron a la libertad que sus pilotos disfrutaban en el Caribe. Por ejemplo, a pesar que el Mayor General Rowell y otros marines favorecían el uso de químicos no letales tales como el gas lacrimógeno, la política de los Estados Unidos prohibía su uso.

2 comentarios:

Rolando Mendoza B. dijo...

Alberto:
Me parece importante tu esfuerzo.
Cualquier información que consiga relacionada al tema te la haré llegar.

Huellas estelares dijo...

Excelentes tus publicaciones....sabes quien fue el primer piloto en Nicaragua? ..saludos fraternos...